Artículo de Emma Velo, profesora de Publicidad, sobre el uso de la IA en el aula.
IA y clases universitarias: una cuestión de transparencia.
Los años 20 del siglo XXI han estado marcados por diversos hitos históricos: el confinamiento, la guerra en Europa, la inflación mundial, la crisis del clima… Pero hay uno que afecta directamente a la enseñanza y, en especial, al nivel universitario. Hablo de los últimos avances en herramientas de Inteligencia Artificial generativa.
Estas herramientas tienen un gran potencial que avanza vertiginosamente. Miles de aplicaciones surgen cada día, unas mueren rápido, otras parece que han llegado para quedarse. Y todas ellas plantean verdaderos retos para la humanidad. Al margen de la obvia necesidad de su regulación, dos retos asoman con pertinaz claridad: el cambio de paradigma laboral y las amenazas a la información veraz.
En el caso del paradigma laboral, no se trata de nada nuevo socialmente hablando. No es la primera vez que una nueva tecnología irrumpe en la realidad humana para cambiar drásticamente su forma de hacer las cosas. Quizás, la gran diferencia en este caso, es que trastoca el futuro de múltiples profesiones, especialmente, aquellas que usan la creatividad y producen intangibles. Es el caso de los cuatro grados que tenemos el placer de impartir en CESUGA: Publicidad y Relaciones Públicas, Traducción e Interpretación, ADE y Arquitectura. ¿Desaparecerán estos trabajos? No. Al igual que el Excel no terminó con los contables, ni el paquete de Adobe con los diseñadores. Sin embargo, será imprescindible conocer estas herramientas y saber usarlas.
Aprender es una de las claves para sobrevivir a un cambio de paradigma laboral. Además, el conocimiento de estas herramientas también aporta la posibilidad de defenderse de sus posibles usos fraudulentos o, al menos, ser más conscientes de esta posibilidad como ciudadanos proactivos ante la información. Es por ello que no creo en la prohibición de estas herramientas en el aula. Aunque no creo que deban usarse de cualquier manera.
Las claves para un buen uso en el aula de las herramientas de IA generativas está en una palabra clave: transparencia. El alumnado debe reconocer su uso en la elaboración de trabajos, citar el mismo y no haber empleado lo generado por la IA como si hubiese sido generado por sí mismo. Ya sea una modificación o un uso literal, el trabajo no podrá estar exclusivamente realizado por la IA. Se trata de aplicar la misma realidad que tendrán a nivel profesional, pero en el aula. Tampoco se trata de ensalzar su uso, simplemente reconocer la existencia de la herramienta y facilitar una implementación lo más coherente posible. Al fin y al cabo, prohibirlo solo aumentaría el uso fraudulento.
Finalmente, creo que desde el profesorado también debemos explicar en el aula que hay que aprender a manejar adecuadamente estas herramientas. Debemos advertir de los peligros: como los datos inexactos de Chat GPT, o los fallos compositivos de Dall.E y otros modelos de generación de imagen. El mensaje debe ser claro: si usas la herramienta como tu sustituto, no aprenderás nada y sentarás la base para que, en efecto, te sustituya en tu futuro empleo. A partir de aquí, como ha pasado siempre, el buen o mal empleo de estas herramientas dependerá de cada alumno.
Emma Velo.