El Concello de Mondoñedo realizó una colaboración con CESUGA para que el alumnado de Arquitectura realizara un trabajo muy especial, Se trata de un proyecto que tiene como condicionante que tenga una viabilidad total para poner en valor toda la franja natural que sigue el uno del ro Valiñadares desde el barrio de Os Muíños hasta el puente de San Lázaro.
El proyecto lo impulsó la entonces alcaldesa Elena Candia, convencida de que «podía ser de interese, porque parten da premisa de que todo ten que ser rigorosamente trasladado á realidade».
La experiencia resultó de gran valor. La coordinó el profesor Alberto Alonso Oro que trabajé con cinco alumnos y alumnas bajo la premisa de «convertir el río en un destacado elemento vertebrador del territorio, soporte y motor de la actividad social, cultural y económica mindoniense»,
La propuesta se hizo porque el río Valiñadares ya aporta hoy en día una estructura física que determina los asentamientos a su alrededor, como los canales, los cultivos y las construcciones asociadas al agua. Porlo tanto, el objetivo del ejercicio propuesto a este grupo de alumnos no consistía en musealizar el paisaje, “sino en reactivarlo productivamente». Por eso se partió de los productos de la huerta de Mondoñedo y una de las alumnas propuso un recorrido longitudinal a lo largo del río generando espacios productivos e introduciendo campos de prueba, paneles solares, cultivos de maíz, bosques frutales, masas de árboles, balsas de riego, rotación de cultivos o franjas de setos. Según su autora, Paola de Cabo, esta actividad «se combinará con el recreo y la desconexión, mediante un corredor principal al borde del agua». En torno a él diseña invernaderos, naves de producción o talleres,
Otra de las propuestas considera a lrío Valiñadares como una arteria y a partir de ella surgen una serie de caminos que permiten aproximarse al río, cruzarlo en tres puntos a través de puentes de madera y extenderse hacia el bosque como si fuera una red de capilares. La realizó Carmen Romero.
Otro alumno, Jesús Varela, centra su atención aguas arriba, en el mayor de los molinos de la zona, en estado de abandono y difícilmente accesible. Debido al interés de esta pieza tanto desde el punto de vista.
Arquitectónico como paisajístico, se propone la creación de una pérgola que permita caminar hasta el molino.
Una de las impulsoras de este tipo de proyectos, la docente de CESUGA Silvia Blanco, explica que en el caso de Mondoñedo destacó la importancia de que sea un proyecto implementado con un concello, algo que ya hicieron anteriormente en lugares como Pesoz en Asturias, As Pontes o Carnota, Dice que fue un trabajo «concienzudo» porque llegó tras entrevistas con responsables de asociaciones de vecinos, investigación de formas de vida de la población, incluso tras la investigación de leyendas del entorno y otra cosa importante: «Imponemos que algo
completamente factible, realizado teniendo en cuenta presupuestos incluso normativa urbanística del municipio, para que en caso de que lo deseen, se pueda llevar a cabo”.
El resultado cree que es «fantástico» porque dice que se desarrollaron alternativas «formidables para un entorno maravilloso» y reseñó igualmente «la ilusión de los alumnos, que les encantó y quedaron muy sorprendidos del lugar», algo que suele pasar con Mondoñedo. Blanco añade que en este tipo de actividades el alumnado de Arquitectura tiene que tener en cuenta otras consideraciones importantes, como por ejemplo el hecho de que es necesario aplicar un distingo entre zonas de ocio y zonas de trabajo, pero sin descuidar ninguna de ambas.